El presidente de Kazajistán, Kasim-Yormart Tokáyev, rubricó este sábado la ley que prevé ampliar el mandato presidencial a de cinco a siete años y estipula devolver a la capital kazaja el nombre de Astaná.
La víspera, las respectivas enmiendas constitucionales recibieron el visto bueno de las dos cámaras del Parlamento del país de Asia Central.
“El proyecto de ley contiene una cláusula sobre el mandato presidencial de siete años sin derecho a una reelección“, anunció el ministro de Justicia kazajo, Kanat Musin, durante la presentación de las enmiendas al Legislativo.
El proyecto aprobado por unanimidad por los 98 diputados del Mazhilis (Cámara Baja del Parlamento) y los 50 del Senado, también contiene una cláusula para devolver a Nursultán, la capital del país, el nombre de Astaná.
“El cambio de nombre de la capital se ha debatido durante largo tiempo por toda la sociedad, por lo que, tomando en cuenta la opinión pública, esta propuesta fue incluida en el proyecto del ley“, señaló el ministro.
El nombre de la capital cambiará oficialmente tras la publicación del respectivo decreto presidencial.
Astaná pasó a llamarse Nursultán en 2019.
La medida, en homenaje al primer presidente kazajo Nursultán Nazarbáyev, costó a las arcas del Estado unos 30 millones de tenge (cerca de 64.000 dólares).
Las autoridades esperan que el nuevo cambio suponga menos gastos debido a la digitalización del grueso de las gestiones.
Aunque el cambio de nombre de la capital kazaja ha sido uno de los temas más debatidos en la nación centroasiática en los últimos tiempos, la reforma presidencial es de importancia cardinal para la política kazaja, señalaron los diputados.
“Nuestro país tiene la experiencia amarga de reelecciones sin plazo a la presidencia. En 30 años hemos tenido sólo dos presidentes. Si implementamos esta enmienda, tendremos dos presidentes cada 14 años y no cada 30“, declaró el diputado Isá Kazibek durante el debate en el Legislativo.
Esta norma será inamovible, indicó Musin, al señalar que la enmienda sobre los plazos presidenciales no podrá ser revisada por futuros mandatarios, al igual que otras normas sobre la integridad territorial y la soberanía kazaja.
Astaná (que significa ‘capital’) ha cambiado varias veces de nombre a lo largo de la historia: inicialmente se llamaba Tselinograd, luego pasó a llamarse Akmola (Tumba Blanca), denominación que cambió en 1998, poco después de ser declarada capital de Kazajistán por iniciativa de Nazarbáyev.
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