En días recientes, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) informó que el pasado 21 de mayo se había presentado una denuncia ciudadana que alertaba sobre un saqueo al sitio arqueológico del Cañón de la Lagartija, ubicado en el municipio de Cuatrociénegas, Coahuila. Tras la alerta, el arqueólogo del INAH, Yuri de la Rosa, acudió a lugar, donde cazadores-recolectores llegaron por primera vez hace más de tres mil años. Allí constató el ultraje, el incalculable daño patrimonial y la pérdida de información para la investigación científica y académica. Consultado por El Siglo, el arqueólogo indicó que se presentó la denuncia correspondiente ante la Procuraduría General de la República (PGR) y serán autoridades federales las encargadas de investigar y dar seguimiento al caso.
El sitio con clave PACC07 del Registro Público de Sitios Arqueológicos del INAH, encontrado a aproximadamente 80 kilómetros al sur de la cabecera municipal de Cuatrociénegas, casi en los límites con el municipio de San Pedro de las Colonias, está compuesto por páneles con pinturas rupestres, abrigos rocosos con manifestaciones de pintura y marcas en las rocas hechas en distintas épocas por distintas generaciones. Además, existen vestigios de talleres encargados de fabricar artefactos y morteros para la preparación de alimentos. Se estima que el lugar dejó de utilizarse hace 500 años.
Los daños registrados por el INAH consistieron en la realización de pozos de saqueo, para lo cual se emplearon palas y se removió la tierra. Además, se reportó de robo de material arqueológico que, dadas las características de material existente en la región, podrían tratarse de restos humanos, textiles, maderas, huesos trabajados de animales y material lítico, como puntas de proyectil, raspadores, cuchillos y otros artefactos.
De la Rosa comenta que estas técnicas son ejecutadas por saqueadores, en busca de objetos arqueológicos factibles de comercializar en el mercado negro.
“Es lo que nosotros deducimos, dado que encontramos la tierra cribada, los montones de tierra y, por supuesto, los hoyos en los pisos de los abrigos rocosos”.
Hasta el momento, Coahuila registra más de 400 sitios arqueológicos repartidos por los 151 mil 571 kilómetros cuadrados de su territorio. Según la ley, estos lugares son responsabilidad del INAH, pero al contrario de las zonas sedentarias del sur del país y por el relieve desértico y montañoso en el que se ubican, el arqueólogo explica que resulta una tarea casi imposible colocar un vigilante en cada uno de estos puntos, por lo que la estrategia ha consistido en concientizar a la población de las comunidades aledañas mediante pláticas y curso.
“La protección de los sitios arqueológicos en Coahuila tiene que ser responsabilidad de todos y tiene que ser compartida. Nosotros como autoridad proponemos estrategias, pero técnicamente es imposible poner un policía en cada sitio arqueológico”. Por último, se subrayó que este tipo de prácticas desemboca en la destrucción de mundos y la imposibilidad de recabar información para reconstruir la historia.
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